miércoles, 21 de agosto de 2013

Mi debut en Didáctica y Pedagogía de la Literatura

Curso nuevo!! Siempre me da emoción el primer día. Es la curiosidad de conocer personas con las que voy a compartir muchos ratos e ilusiones y trabajo y descubrimientos. Al menos eso es lo que siento siempre antes de conocer a los alumnos. Luego, ya se sabe, la vida nos adelanta a todos por la derecha y nos sorprende con experiencias completamente imprevistas. 

Pues bien, me "toca" dar didáctica de la literatura, algo que no hago desde hace cierto tiempo y que, paradójicamente, está en la raíz de mi formación académica y de todo el camino me condujo hasta aquí. Recuerdo que ése era mi sueño cuando vivía en Granada. 

El profe, de joven (jijiji), en Granada

Y tendré la suerte de compartir ese viejo sueño con gente honrada. Así imagino a mis nuevos alumnos. Y lo hago basándome en los alumnos que ya he tenido en esa maestría. De hecho, creo que varios de ellos (de ellas, más bien) serán parte de nuevo del grupo. 

¿Y qué voy a compartirles con el pretexto de esa clase? Creo que lo de siempre, mi visión educativa, cada vez más inclinada a la experimentación, a la innovación educativa y a la exploración del potencial de los medios digitales y la internet. Sí, voy a hacer eso en la Autónoma de Tlaxcala, cuyas tradiciones educativas son, aparentemente, reaccias a la innovación. Y sin embargo, siento que pocas regiones he conocido que necesiten tanto ese soplo de aire fresco en las aulas, esa oportunidad de cambiar las relaciones de poder y regresar al espíritu comunitario. No sería la primera vez que crece un oasis en medio del desierto. Y puedo poner de ejemplo del trabajo de Dave Hughes y el matrimonio Odasz en Montana, una región rural, lejana del mapa de la modernidad estadounidense y donde, sin embargo, estos pioneros del uso comunitario de las redes sociales digitales activaron cambios profundos en esas mismas gentes campesinas. Quién lo iba a imaginar. 

Bueno, debo reconocer que mi intención no es tan revolucionaria. Me conformo con que los alumnos (alumnas?) se interesen por las diferentes formas en que se puede trabajar como maestro con la literatura. Y que investiguen. Y que juntos nos ilusionemos en la construcción de algún "producto" interesante (¿un librito? un blog? una colección de unidades didácticas o de estudios de caso?). Y que las clases se sientan como un taller, todos aporreando el teclado, todos conversando de algún modo, apoyándonos, discutiendo. Y que, en definitiva, el curso sirva de pretexto para experimentar poquito a poquito una comunidad de aprendizaje, que dirían Lave y Wenger

¿Qué se cumplirá y qué no de ese sueño? ¿qué aprenderé el camino? ¿qué experimentarás ellos/as? Ni idea... de momento sólo puedo desear(me) la mejor de las aventuras. Finalmente, como dice el poema de Cavafis, lo que menos importa es la meta... sólo el camino es lo importante:

Cuando emprendas tu viaje a Itaca 
pide que el camino sea largo, 
lleno de aventuras, lleno de experiencias. 
[...]

Que muchas sean las mañanas de verano 
en que llegues -¡con qué placer y alegría!- 
a puertos nunca vistos antes. 
[...]

Ten siempre a Itaca en tu mente. 
Llegar allí es tu destino. 
Mas no apresures nunca el viaje. 
Mejor que dure muchos años 
y atracar, viejo ya, en la isla, 
enriquecido de cuanto ganaste en el camino [...] 


Itaca te brindó tan hermoso viaje. 
[...] Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. 
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, 
entenderás ya qué significan las Itacas.