sábado, 9 de septiembre de 2017

A hombros de gigantes

Muchas gracias por la clase de hoy. Había interés, intercambio de ideas, energía. Así la experimenté, yo, al menos. También hubo control, dirección, retroalimentación de mi parte. Espero que la combinación les esté haciendo sentido. :-)

Por cierto, yo aún ocupo la centralidad del discurso en el aula pero mi idea, si ustedes se embarcan, es poco a poco lograr que la clase se vuelva una experiencia más colaborativa, más como un taller. Daremos ese salto, sobre todo,
en 3 o 4 semanas, depende del ritmo que agarremos. 

El primer paso para ello es  "caminar a hombres de gigantes", como dijo Bernardo de Chartres, es decir, estudiar a autores y aproximaciones clave de la literacidad crítica antes de embarcarnos al desafío de diagnosticar una problemática educativa y diseñar una propuesta pedagógica. 

Empezamos ese camino con una lectura introductoria, la de Cassany, para tener una Big Picture del concepto de "literacidad crítica". Y esta semana hemos dado al salto a Foucault (y vaya salto, ¿no?), a un enfoque filosófico-político radical, posmoderno. Un enfoque que le da una sacudida a nuestras creencias convencionales sobre la educación. En concreto, un cuestionamiento de la escuela como institución adoctrinadora y la cultura escrita como instrumentos de dominio para "encauzar la conducta". 

Aquí les comparto, por si les pica la curiosidad, el libro de Foucault (1975) cuya reseña estudiamos: "Vigilar y castigar". 

En clase les compartí la interpretación que hace Ken Robinson, el gurú mundial de la creatividad en la educación, de la teoría foucaultiana: la escuela como fábrica de empleados. 



Y pudimos "ponerle cara" a Michel Foucault, en un súper debate cara a cara con otro gigante, Chomsky: 



Comparamos esa demolición al sistema con la pedagogía de un maestro de escuela humilde, Kanamori, que consigue crear un ambiente de aprendizaje orientado a la felicidad y la empatía social. Recopilo aquí algunas de las estrategias con las que, a mi juicio, y retomando algunos de sus comentarios en clase, lo logra:
  • Ampliar los objetivos del programa de clase, para priorizar un logro integral del individuo (la felicidad) antes que un contenido intelectual atomizado (el de las materias escolares). 
  • Leer en público, como estrategia para hacer de la literacidad una experiencia colectiva, no meramente individual. 
  • Escribir sobre experiencias personales, para hacer de la escritura una experiencia de autoconocimiento y curación. 
  • Diseñar actividades colectivas de aprendizaje, como los proyectos, que requieren colaboración.  
  • Crear vínculos personales con los alumnos en lugar de homogeneizar su trato .
  • Dar el poder a los alumnos de constituirse como comunidad en la que unos se ayudan a otros. Darles el turno de palabra. Escucharlo. Y legitimarlo. 


Para la próxima semana propongo hacer, primero, una transición y escuchar esta "performance" educativa de Darío Sztajnszrajber sobre Foucault.





¿Cómo prosigue el camino? Viajamos ahora hacia una aproximación linguïstica al fenómeno de la literacidad crítica. Vamos a leer al "papá" de los Nuevos Estudios de Literacidad, James Paul Gee y su concepción de la "alfabetización crítica".