Por cierto, yo aún ocupo la centralidad del discurso en el aula pero mi idea, si ustedes se embarcan, es poco a poco lograr que la clase se vuelva una experiencia más colaborativa, más como un taller. Daremos ese salto, sobre todo, en 3 o 4 semanas, depende del ritmo que agarremos.
El primer paso para ello es "caminar a hombres de gigantes", como dijo Bernardo de Chartres, es decir, estudiar a autores y aproximaciones clave de la literacidad crítica antes de embarcarnos al desafío de diagnosticar una problemática educativa y diseñar una propuesta pedagógica.
Empezamos ese camino con una lectura introductoria, la de Cassany, para tener una Big Picture del concepto de "literacidad crítica". Y esta semana hemos dado al salto a Foucault (y vaya salto, ¿no?), a un enfoque filosófico-político radical, posmoderno. Un enfoque que le da una sacudida a nuestras creencias convencionales sobre la educación. En concreto, un cuestionamiento de la escuela como institución adoctrinadora y la cultura escrita como instrumentos de dominio para "encauzar la conducta".
Aquí les comparto, por si les pica la curiosidad, el libro de Foucault (1975) cuya reseña estudiamos: "Vigilar y castigar".
En clase les compartí la interpretación que hace Ken Robinson, el gurú mundial de la creatividad en la educación, de la teoría foucaultiana: la escuela como fábrica de empleados.
Y pudimos "ponerle cara" a Michel Foucault, en un súper debate cara a cara con otro gigante, Chomsky:
Comparamos esa demolición al sistema con la pedagogía de un maestro de escuela humilde, Kanamori, que consigue crear un ambiente de aprendizaje orientado a la felicidad y la empatía social. Recopilo aquí algunas de las estrategias con las que, a mi juicio, y retomando algunos de sus comentarios en clase, lo logra:
- Ampliar los objetivos del programa de clase, para priorizar un logro integral del individuo (la felicidad) antes que un contenido intelectual atomizado (el de las materias escolares).
- Leer en público, como estrategia para hacer de la literacidad una experiencia colectiva, no meramente individual.
- Escribir sobre experiencias personales, para hacer de la escritura una experiencia de autoconocimiento y curación.
- Diseñar actividades colectivas de aprendizaje, como los proyectos, que requieren colaboración.
- Crear vínculos personales con los alumnos en lugar de homogeneizar su trato .
- Dar el poder a los alumnos de constituirse como comunidad en la que unos se ayudan a otros. Darles el turno de palabra. Escucharlo. Y legitimarlo.
Para la próxima semana propongo hacer, primero, una transición y escuchar esta "performance" educativa de Darío Sztajnszrajber sobre Foucault.
¿Cómo prosigue el camino? Viajamos ahora hacia una aproximación linguïstica al fenómeno de la literacidad crítica. Vamos a leer al "papá" de los Nuevos Estudios de Literacidad, James Paul Gee y su concepción de la "alfabetización crítica".