viernes, 20 de septiembre de 2013

El enfoque filológico: la restauración del sentido del texto

Ay... la filología... y todos los recuerdos que me trae de mi juventud en esos parques y bibliotecas de la Complutense. Si me concentro aún puedo sentir cómo olían sus bancas y sus árboles de otoño.


Otoño en la Complutense
¿A qué nos dedicábamos? Al análisis de textos literarios. Los maestros nos enseñaban a restaurar el sentido del texto dentro de su época. Y para ello había que irse familiarizando con esa época, con sus conflictos sociales, sus códigos morales, sus expresiones artísticas, su lengua.  Había que volverse un poco historiador. ¿Qué se gana? Conocimiento del texto y de las condiciones en que fue producido y recibido, además del placer de viajar en el tiempo y experimentar otra forma de entender y vivir el mundo. 

En clase les puse el ejemplo de un par de textos inspirados en el tópico del "carpe diem", que podemos rastrear ya en Ausonio, el poeta latino. 
[...] Recoge, doncella, las rosas mientras la flor está lozana y la juventud fresca, y acuérdate de que así se apresura también tu edad (collige, virgo, rosas...)
El primer texto es de Garcilaso, el poeta que trajo los modos de la poesía renacentista italiana a España y que, según sus contemporáneos, llevó esa sensibilidad a su máxima perfección artística dentro de la Península. En su soneto XXIII retoma el "carpe diem" y le confiere un estilo equilibrado, dulce, melancólico:

Soneto XXIII (Garcilaso de la Vega)

¿Qué conocimientos de la época ayudan a entender el valor del texto? Acá va una pequeña lista: el endecasílabo que utiliza es de origen extranjero y rompe las costumbres de la poesía castellana tradicional (octosilábica); la imagen de la amada responde al canon palaciego de la época (piel blanca y delicada, cuello erguido, cabello rubio y largo); una de las figuras retóricas centrales del poema, el epíteto, que consiste en añadir adjetivos que acentúan la cualidad natural del sustantivo ("alegre primavera", "dulce fruto"), tiene una larga tradición en la poesía clásica como recurso idealizador; el verso "el viento mueve, esparce y desordena", ofrece un juego musical con un ritmo constante y ágil que en su parte final se "desordena" y alenta; los dos versos finales suponen un giro brusco (de la sensorial descripción del paisaje metafórico de la amada a la abstracción de una reflexión moral) que puede interpretarse como un regreso a la poesía tradicional castellana; etc, etc....

Todo eso y más nos lleva a contextualizar el poema, a ubicar sus fuentes originales y el ejercicio de imitación artística que realiza Garcilaso. Nos lleva a entender mejor su originalidad, su valor histórico, las tensiones que lo recorren (el estilo castellano tradicional vs las nuevas corrientes renacentistas italianas). 

Casi un siglo más tarde, Góngora compondría esta nueva versión del mismo tópico:


La versión gongorina expresa esa exageración del barroco en su constante búsqueda por saturar el poema de joyería verbal y metafórica, como esos retablos en las iglesias abrumados de oro, figuras y maderas labradas. Aquí ya no tenemos un "hermoso cuello", como en Garcilaso, sino directamente un "luciente cristal". No es simple oro, sino "oro bruñido", no basta la azucena para describir la blancura, pues ahora el "lirio" es opacado por la blanca frente de la amada. Y qué me dicen del final.... en lugar de una reflexión moral tenemos un apocalipsis que va in crescendo y la belleza inicial queda aniquilada, convertida: "en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada". De la gracia equilibrada del renacimiento pasamos al drama artístico del barroco. 

Pues bien. Este tipo de análisis son los que proporciona la filología. ¿Cómo hacer una pedagogía de la literatura desde este enfoque? Bueno, hay muchas formas:
  • La más clásica, sin duda, es la erudición, que el profesor puede compartir a modo de conferencia o bien puede incentivar en sus alumnos animándoles a leer textos históricos y críticas literarias que les ayuden a contextualizar esas muestras literarias.
  • Otra estrategia muy común es el análisis de texto, donde el profesor puede inducir con ciertas preguntas la observación de los rasgos característicos de esos textos y al pie de esos comentarios ampliar el conocimiento de los alumnos.
  • Se puede ser más creativo, y proponer a los alumnos, como en este caso, las diferentes versiones de un mismo tópico (el "carpe dime", por ejemplo), para que investiguen su secuencia histórica, sus diferencias y, a través de ese análisis, descubran las características de cada texto.
Yo sólo puedo decirles que la filología me hizo muy feliz y me enseñó mucho sobre la vida. Nada hay más inspirador que adentrarse en otras épocas, en otras sensibilidades para entender que casi nada hemos cambiado y que entonces, como ahora, sufríamos y gozábamos casi casi por lo mismo. 

¡Carpe diem!!

Nota: acá va una excelente página para conocer las figuras retóricas y trabajarlas didácticamente: http://www.retoricas.com/2009/06/principales-figuras-retoricas.html

Aquí el enlace de una de la Nueva Revista de Filología Hispánicahttp://www.redalyc.org/toc.oa?id=602&numero=24200

Y dos de sus autores inolvidables en lengua española: Dámaso Alonso y Rafael Lapesa