Las flabs mobs son uno de los fenómenos sociales más interesantes de nuestro tiempo. En español se las suele llamar "multitudes inteligentes" o "multitudes instantáneas". Es difícil traducirlo. Instantáneas porque son formarciones de personas que deciden hacer algo juntas sin una previa organización. Para ello usan las nuevas tecnologías, sus redes sociales (blogs, Facebook, twitter, sites) y a través de mensajes se van poniendo de acuerdo, sobre la marcha.
Los casos empiezan a ser incontables. A veces son eventos políticos, como la reacción de las gentes que en Madrid se citaron la víspera de las elecciones presidenciales para expresar su repudio a la política de Aznar por el manejo de la información sobre el atentado terrorista islámico. Y cambiaron el signo de la presidencia (Zapatero ganó el gobierno, por primera vez, en esa votación).
Otras son actuaciones artísticas, como los voluntarios que posan sin nada de ropa para el fotógrafo Spencer Tunick, que llenó el zócalo de unos 18000 desnudos. Otras, simplemente, gamberradas. Cristobal Cobo lo explica muy bien en "las multitudes inteligentes de la era digital".
¿Qué tiene esto que ver con la educación? Mucho. Porque refleja un instinto colaborativo, informal y tejido en la cultura digital que inevitablemente afectará a la forma de aprender de la sociedad. Especialmente la de las nuevas generaciones. ¿Qué estamos haciendo en la escuela para formar a los alumnos en esta habilidad y en esta forma de hacer las cosas? Prácticamente nada.